¿Por qué no comemos huevos ni sus derivados?

¿Por qué no?

¿Por qué no comemos huevos ni sus derivados? Se denominan “gallinas ponedoras” las que se destinan principalmente a la producción de huevos. Su vida comienza en una incubadora en una granja de pollitos. Pero la mitad de los que salen del cascarón son machos, y los matan al cabo de uno o dos días porque no hacen falta. Cada año mueren millones.

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E es por ernesto F es de Francisquez H es de hector

¿Por qué no?

Los machos no sirven para el negocio de los huevos, y son demasiado pequeños para comerciar con su carne, así cada año se tiran millones de ellos a la basura para asfixiarlos, o se arrojan todavía vivos a unas trituradoras de alta velocidad llamadas “picadoras”. Este bebé sigue vivo, tirado dentro de un contenedor entre los cadáveres de sus compañeros. Todos han sido desechados por la industria. Cuando las hembras están en edad de poner huevos, con unas 16 ó 18 semanas, se trasladan a la granja de gallinas, una instalación que en general consiste en varios edificios, cada uno de ellos de la longitud de un campo de fútbol, llenos de filas de jaulas metálicas, apiladas a veces hasta el mismo techo: es lo que se llama “gallinas de batería“. Estas jaulas tienen el suelo en desnivel, de forma que el huevo ruede hasta una cinta transportadora camino del siguiente paso de producción. Para optimizar la producción de cada edificio, se encajan tantas gallinas en la misma jaula como sea posible, y cada animal dispone de una superficie similar a la de medio folio de papel. Las condiciones son reducidas e impiden al animal realizar conductas normales como anidar y asearse, ambas importantes para las gallinas.

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Sobre el primer dia Sobre los días siguientes Niños bajo tierra

Las jaulas se apilan unas sobre otras, y los excrementos caen a las de debajo. El amoniaco y el hedor de las heces contaminan el aire, y proliferan las infecciones y las enfermedades, como las graves y dolorosas que el amoniaco (ver foto central) produce en la piel al fijarse en las plumas.Las gallinas que consiguen escapar de las jaulas caen sobre la pila de deshechos orgánicos, donde mueren. Cada edificio puede albergar unas 200.000 gallinas, e incluso más, produciendo cada una de ellas una media de huevos superior a los 260. Las estadísticas de 1940 indicaban una producción de 134 huevos por gallina y año, lo que nos da idea de las manipulaciones genéticas y ambientales que se han llevado a cabo para duplicar la producción. Esta puesta intensiva es completamente antinatural, y provoca todo tipo de secuelas en los cuerpos de las gallinas. El hacinamiento extremo y las condiciones artificiales generan múltiples problemas, incluyendo daños y lesiones en las patas y las plumas por las propias jaulas. Por si no fuera poco, añadimos la absoluta falta de ejercicio sumada a la superproducción de huevos, y tenemos osteoporosis y fracturas óseas.

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Memorias J es de Juana Eva El albañil

¿Por qué no?

Forzadas a una vida entera de pie, se les deforman las patas, el alambre corta sus dedos, que además se arquean y se convierten en garras al sostenerse en una superficie inadecuada.La osteoporosis es una afección común en estas gallinas, ya que sus cuerpos pierden más calcio en la producción de cada huevo del que pueden asimilar en su alimentación. Una revista del sector (Lancaster Farming) afirmaba que “… una gallina gasta al cabo del año en producir huevos una cantidad de calcio superior a la de su propio esqueleto”. La falta de calcio les provoca fracturas óseas, parálisis y la muerte. También por este apilamiento hay millones de aves que pueden sufren asfixia en las olas de calor, ya que no hay la ventilación adecuada. Y lo que es más, las heces y el polvo crean una atmósfera insalubre. Picarse unas a otras de forma constante es una de las reacciones de las gallinas para combatir el stress. Para reducir los daños derivados de esto, la industria de los huevos ha ideado un proceso: cortarles un trozo de pico. Con ello, le seccionan también las terminaciones nerviosas del pico, que puede degenerar en anomalías del tejido nervioso.

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El primer encuentro con el neocriollo El primer encuentro con el neocriollo El primer encuentro con el neocriollo

¿Por qué no?/h1>

Se les corta un trozo de pico con una hoja al rojo vivo. No les dan calmantes, y algunas, incapaces de comer por el dolor, mueren deshidratadas y con el sistema inmunitario deshecho. Pero aún hay otra cosa más. Algunas de estas fábricas de huevos provocan la “muda forzada”: se deja a la gallinas sin comer ni beber durante dos semanas, a oscuras, provocando que todas muden (cambien las plumas) a la vez, porque la muda hace comenzar de nuevo el ciclo de la puesta de huevos cuando la producción baja, y así alargan la productividad económica de estos animales. Esta práctica, extremadamente cruel, se llama “muda forzada” porque hace que pierdan las plumas y un significativo porcentaje (25%) de su peso normal; de hecho, muchas (10%) mueren de hambre y deshidratación. La gallina de la foto fue rescatada de una fábrica de huevos con el cuerpo destrozado por este procedimiento.

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El primer encuentro con el neocriollo

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Se les corta un trozo de pico con una hoja al rojo vivo. No les dan calmantes, y algunas, incapaces de comer por el dolor, mueren deshidratadas y con el sistema inmunitario deshecho. Pero aún hay otra cosa más. Algunas de estas fábricas de huevos provocan la “muda forzada”: se deja a la gallinas sin comer ni beber durante dos semanas, a oscuras, provocando que todas muden (cambien las plumas) a la vez, porque la muda hace comenzar de nuevo el ciclo de la puesta de huevos cuando la producción baja, y así alargan la productividad económica de estos animales. Esta práctica, extremadamente cruel, se llama “muda forzada” porque hace que pierdan las plumas y un significativo porcentaje (25%) de su peso normal; de hecho, muchas (10%) mueren de hambre y deshidratación. La gallina de la foto fue rescatada de una fábrica de huevos con el cuerpo destrozado por este procedimiento.

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